NEUROCIENCIA
El Sesgo Negativo del Cerebro: Entendiendo y Transformando Nuestra Perspectiva
ANA TEMPELSMAN
En el ámbito de la psicología, y particularmente dentro de mi experiencia personal y profesional, el tema de la negatividad intrínseca en el ser humano aparece como un área de profundo interés y relevancia. Esta inclinación hacia el pesimismo, la autocrítica y la ansiedad no solo configura nuestra percepción del mundo, sino que también dicta en gran medida nuestra interacción con él y con nosotros mismos. Sin embargo, es precisamente en la comprensión de esta predisposición donde podemos hallar las claves para una vida más plena y feliz.
Un Mecanismo de Supervivencia
La neurociencia nos ofrece valiosas perspectivas sobre el funcionamiento del cerebro humano, revelando que nuestra propensión al pesimismo no es un fallo, sino un mecanismo de supervivencia. Nuestro cerebro, moldeado a lo largo de millones de años de evolución, está diseñado para priorizar la detección de amenazas potenciales, lo que nos ha permitido sobrevivir en entornos hostiles. Sin embargo, en un mundo moderno donde las amenazas físicas son menos inminentes, este sesgo negativo puede resultar en niveles elevados de estrés y ansiedad, afectando nuestra capacidad para disfrutar de la vida.
Hacia la Neuroplasticidad
Afortunadamente, la plasticidad del cerebro nos brinda la esperanza y la capacidad de reeducar nuestra mente hacia una perspectiva más positiva. La teoría de la neuroplasticidad dependiente de experiencias positivas, propuesta por Rick Hanson, sugiere que podemos entrenar nuestro cerebro para aprender de lo positivo que también existe en nuestra vida, equilibrando así el sesgo negativo. Esto se puede lograr a través de prácticas conscientes que nos ayudan a absorber las experiencias positivas, convirtiéndolas en parte integral de nuestra memoria a largo plazo.
Prácticas para integrar las experiencias positivas
Para equilibrar la tendencia negativa del cerebro es importante aprender a absorber lo bueno de una forma similar. Comprendiendo como aprende el cerebro, podemos desarrollar practicas diarias para sensibilizarnos a las experiencias de seguridad, gratitud, satisfacción y bienestar que aparecen a lo largo del día, y así maximizar su impacto. Una propuesta para integrar estas experiencias es la siguiente:
- Mantener la experiencia en la conciencia durante 60 segundos: Esto fortalece la conexión neuronal y aumenta la probabilidad de que la experiencia se consolide en nuestra memoria.
- Sentir la experiencia en el cuerpo: Vivir la experiencia de manera somática nos ayuda a internalizarla más profundamente.
- Darle relevancia personal: Reflexionar sobre por qué la experiencia es importante para nosotros refuerza su valor y significado.
- Conectar la experiencia con otras similares: Esto construye y fortalece una red neuronal de experiencias positivas, facilitando un cambio gradual en nuestra percepción.
Transformar nuestra tendencia hacia la negatividad requiere tiempo, paciencia y práctica. Al comprender las raíces evolutivas de este sesgo y al adoptar estrategias conscientes para reequilibrar nuestra perspectiva, podemos comenzar a forjar un camino hacia una mayor felicidad y satisfacción en la vida. Al final del día, cada pequeño paso que damos es un acto de amor propio que nos acerca a una existencia más armoniosa y plena.
*Para profundizar esta práctica les comparto un video ¿Por qué tenemos pensamientos negativos? y una meditación guiada Absorbiendo una experiencia positiva